Cien ilustraciones, noventa y ocho días, como es posible que, siendo las matemáticas una ciencia exacta, no cuadren las cuentas.
Vueltas le he dado una y cien veces en mi cabeza, hasta que al mirar al fondo de mi carpeta la solución he hallado a este enigma sin respuesta.
Allí estaban las dos intrusas que, una por antigua y otra por demasiado moderna, no querían ser apartadas de esta maravillosa fiesta y por ello con descaro, mis números han descuadrado.
Aquí os las muestro para que a las noventa y ocho restantes suméis: La joven Alicia y el fondo de mis desvelos.
Y ahora sí, 98+2 son 100 y la fe en las matemáticas recupero.
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